El uso de la palabra coworking se ha hecho cada vez más frecuente en los últimos años; sin embargo, todavía son muchos los que desconocen de qué trata esta nueva modalidad de trabajo.
Si bien el concepto fue evolucionando siempre para indicar la colaboración en distintas tareas, los primeros antecedentes del uso del término coworking como “espacio de trabajo compartido” se remontan a finales de los noventa y se sitúan en Nueva York.
La idea del coworking es crear un espacio de trabajo económico y multidisciplinar donde establecer nuevas relaciones y aprovechar las sinergias con otros profesionales. De esta manera, emprendedores, trabajadores autónomos o independientes comparten la misma oficina o espacio de trabajo junto a otros, pudiendo ahorrar costes y generar un entorno laboral que favorezca la comunicación, el networking y el intercambio de experiencias e ideas.
Si te encuentras impulsando un proyecto nuevo y buscas colaboradores, un espacio coworking puede ser una buena oportunidad para encontrarlos y también para expandir tu red de contactos. Asimismo, ésta puede ser una buena alternativa para empresas pequeñas que quieran formar equipos de trabajo multidisciplinares y buscar nuevas oportunidades de negocio.
Por otra parte, para algunos profesionales la posibilidad de contar con un espacio independiente de su hogar y establecer una separación entre vida familiar y laboral es también una ventaja importante a tener en cuenta.
Entre las desventajas de esta modalidad se suelen citar, por ejemplo, el ruido, la falta de privacidad o la dificultad de concentración. Probablemente, estas cuestiones dependerán también en gran medida de tu forma de trabajo, del espacio seleccionado y de los profesionales que lo compartan contigo.
Si aún no sabes si el coworking es una buena opción para ti, quizás la mejor opción sea intentarlo.
