“Estando lejos de los míos me he redescubierto”

Publicación
27 de febrero de 2015
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Cuando a su marido le ofrecieron un traslado laboral a Munich, Ana decidió dejarlo todo y partir junto con su familia hacia esa ciudad alemana para acompañarlo. Allí, dedica mucho tiempo a estudiar alemán y cuidar de sus hijos, y en sus ratos libres ejerce de fotógrafa. Hoy, Ana comparte con nosotros sus impresiones sobre la vida y el empleo en esta dinámica ciudad germana.

Emigraste junto con tu familia.

Sí. Llevamos tres años y medio en Munich. Mi marido trabaja para una empresa alemana con sede aquí y en un momento dado le ofrecieron venir a la central. Tanto mi marido como yo habíamos vivido en el extranjero (yo estudié en Inglaterra, Toronto y Boston, y él vivió en Viena 7 años) y a los dos se nos ponían los dientes largos cada vez que veíamos “Españoles por el mundo”.

¿Tienes empleo en la actualidad?

En Madrid trabajaba en el departamento de Marketing de una multinacional, pero dejé mi trabajo para venir aquí y no me arrepiento en absoluto. Ahora no tengo un trabajo remunerado: me dedico a aprender alemán, que lleva su tiempo (aunque ya no le dedico tantas horas como al principio) y a la fotografía: he impartido algunos cursos de iniciación, vendo fotos a través de bancos de imágenes como Getty Images y ocasionalmente hago sesiones. También tengo un blog, “Mami ya es de día” que no me da dinero, pero sí otro tipo de satisfacciones.

¿Qué es lo mejor de la experiencia de vivir en Munich?

En general creo que vivir en el extranjero es una experiencia magnífica para cualquiera, sea donde sea. El tener que adaptarte a otra cultura ayuda a abrir la mente y a darte cuenta de que eso de “como España en ningún sitio” es relativo. En mi caso particular, el estar lejos de la familia y amigos me ha ayudado a reinventarme y a redescubrirme (la mente ya la traía bastante abierta de fábrica y de mis anteriores experiencias en el extranjero), lo cual es algo muy gratificante. En cuanto a vivir en Munich en particular, es una ciudad maravillosa con una gran calidad de vida. Tiene muy buen tamaño (no es ni muy grande ni muy pequeña), es moderna y a la vez tradicional, la gente es encantadora y el clima no es tan extremo como en el norte de Alemania. Pero lo mejor de Munich es su ubicación: estamos en el cogollo de Europa: Austria está a un paso, Praga o Venecia a algo más de 4 horas, Berlín a 5 horas… En Munich es imposible aburrirse.

¿Qué ha sido lo más difícil?

Aparte de tener a la familia lejos y perderme momentos importantes, como el nacimiento de mis sobrinos, para mí lo más difícil sin duda ha sido el idioma. No tanto por la dificultad de aprenderlo (el alemán no es difícil, es diabólico, y si le añadimos el acento bávaro mejor ni hablamos), si no por la frustración de no poder comunicarme: a mí me encanta conversar y, especialmente al principio, lo pasaba fatal cuando me atascaba a mitad de una conversación. Podría haber recurrido al inglés, pero quería aprender alemán lo más rápido posible y no hubiera sido una buena estrategia. Ahora lo llevo mucho mejor, pero aún me queda bastante para dominarlo.

¿Cómo describirías a la gente de Munich y sus costumbres?

Lo que más me llama la atención es lo directos que son, lo cual evita muchos malentendidos y ahorra mucho tiempo: si hay que decir “no”, se dice, y no pasa nada, no se andan con rodeos. Son prácticos, austeros y miran mucho el dinero: lo normal al ir a comer es que cada uno se pague lo suyo, y si invitas a un niño al cine, vendrá con dinero para su entrada y sus palomitas. Les choca que les invites y no es raro que para su cumpleaños pidan dinero en vez de un regalo (cosa que, como española, me espanta). Cuesta entrar en sus vidas, pero una vez que te meten son hospitalarios y muy, muy generosos. Para ellos la amistad es muy importante, si tienes un amigo alemán podrás contar con él para lo que quieras y será tu amigo para toda la vida. La gente por la calle es muy amable y educada, aunque no te conozcan de nada. Por otra parte aquí todo (o casi todo) funciona a la perfección, todo está regulado, todo tiene sus normas (implícitas o explícitas). Y no intentes saltártelas o hacer las cosas de otra manera (aunque sea mejor), porque les generarás un cortocircuito mental. Son puntuales, cuadriculados, de fiar. Si dicen que te van a llamar, te llaman, no hablan por hablar. Y en un plano más anecdótico, me sorprende la cantidad de tradiciones y celebraciones que tienen, en todas las épocas del año, desde el Maibaum hasta los mercadillos de Navidad. Cualquier excusa es buena para montar una fiesta en la calle, beber cerveza y celebrar lo que sea con amigos.

¿Qué le recomendarías a alguien que quisiera probar suerte allí?

Que venga con los deberes hechos, es decir, que aprenda alemán. Y a ser posible, que venga con trabajo desde España. Mucha gente piensa que aquí regalan el trabajo y no es así. Es cierto que es una de las zonas con menos paro de Europa, pero si no hablas medianamente bien alemán habrás perdido el tiempo.

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