Cómo afecta el lenguaje corporal en la entrevista de trabajo

Publicación
20 de agosto de 2020
Lectura: 3 minutos
Comunicación no verbal

Todos somos conscientes de todo lo que transmitimos a través del lenguaje corporal. Reflejamos los pensamientos a través de comportamientos físicos, por lo que, dependiendo de nuestra postura, podemos transmitir autoridad y confianza en uno mismo o dudas y vergüenza. Pero no todos caemos en la cuenta de cómo influye la comunicación no verbal en nuestra propia mente y cómo nos vemos a nosotros mismos.

Partimos de la suposición de que el lenguaje corporal es algo instintivo y primordial. En la naturaleza, los más fuertes (los líderes de la manada) tienden a mostrar su poder de forma muy clara: el pecho hacia afuera, la cabeza en alto y una postura amenazante.

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Del mismo modo, las personas que se sienten poderosas tienden a “extender” sus cuerpos: cuando se levantan colocan las manos sobre las y mantienen los brazos alejados del cuerpo; su postura es relajada cuando se sientan, con las piernas estiradas, los pies sobre el escritorio y los brazos detrás de la cabeza. Los que se sienten poderosos suelen ser más asertivos y tienen mayor confianza en sí mismos.

Aquellos que sienten poca potencia o baja autoestima tienden a verse más pequeños cruzando las piernas y doblando los brazos, por ejemplo, o inclinándose hacia adelante. Tocarse el cuello es una de las formas más obvias de protección.

Lenguaje corporal durante la entrevista de trabajo

En una entrevista de trabajo, estas formas no verbales de comunicación, las poderosas asociadas con el entusiasmo, la pasión, el ingenio, pueden marcar la diferencia a los ojos del reclutador, posiblemente incluso más que la comunicación verbal. Pero esto no significa que debamos poner nuestros pies sobre el escritorio durante la entrevista. Sin embargo, lo que podemos hacer es prepararnos antes de ir a la cita con el reclutador haciendo un breve ejercicio, que puede sonar banal pero realmente puede ser efectivo.

Adoptar una “pose poderosa o con garra“, incluso por un breve momento, puede subir los niveles de testosterona (hormona dominante) y reducir el cortisol (hormona del estrés). Es una reacción química instantánea con el poder de hacer que las personas sean más optimistas y estén más dispuestas a presentarse.

Si un ejercicio físico puede influir en la mente, puede resultar la mar de útil en momentos particularmente estresantes como una entrevista laboral. En lugar de sentarnos inclinados sobre nuestros teléfonos inteligentes o mirar anotaciones en el currículum, intenta adoptar una pose de poder durante un par de minutos. Estamos seguros de que te ayudará a gestionar de manera exitosa tu entrevista de trabajo.

Si sientes que tu postura no tiene fuerza ni garra, entonces es muy probable que la sensación de poder que obtengas de ella se socave con facilidad momentos después. Bien por una sensación de inquietud o por sentirte como un impostor.

El síndrome del impostor

Es muy importante desterrar este tipo de pensamientos para triunfar en cualquier encuentro o reunión con ayuda d nuestro lenguaje corporal. El síndrome del impostor es una sensación tan paralizante que, en medio de un discurso en público, podrías querer desaparecer. En esos momentos, lo único que puedes hacer es fingir que eres poderoso, incluso si sientes que no lo eres. Deberías hacerlo cada vez que te sea necesario, incluso al sentirte aterrorizado.

Inténtalo, aunque sea una sola vez, y comprobarás que te sirve para sentirte mejor y comprobar que realmente lo vales. Tu lenguaje corporal reflejará lo que sientes en tu interior. Contrólala y convencerás a todos los que te rodean de todo lo que vales.

Fuente: Morning Future

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