10 ideas para encontrar tu propósito en la vida

Publicación
09 de mayo de 2019
Lectura: 5 minutos

Encontrar tu propósito en la vida te ayudará a acercarte más a la felicidad. Al menos esa es la conclusión a la que llegan los especialistas en la materia, desde los psiquiatras y los profesionales de la psicología, hasta los grandes gurús de las prácticas alternativas y los coachs más reputados.

Te inclines por una sesión de psicoterapia, por una clase de yoga o un libro de autoayuda lo cierto es que, al final, todos llegan a la misma conclusión. No importa que, a priori, trates con materias completamente científicas o con pseudociencias. El mensaje parece bastante claro para todos: un claro propósito de vida te ayuda vivir más y mejor.

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Cómo encontrar el camino hacia tu propósito de vida

Al parecer, si te centras en conseguir un objetivo te acabarás encontrando más seguro a la hora de tomar decisiones. Además, tus acciones terminarán por responder a tu auténtico propósito vital.

Y es que las personas que han conseguido definir su propósito vital de una manera clara y contundente se desenvuelven cotidianamente de otra manera. De hecho, los especialistas han podido constatar que no solo tienen más éxito y aumenta su grado de felicidad. También, presentan una esperanza de vida bastante mayor.

Si aún no sabes realmente qué quiere hacer en tu vida y andas un poco perdido, no te preocupes. Podemos ofrecerte unos pasos que podrás seguir para conseguir aclarar cuál es tu proyecto vital.

1. Quién eras de niño

Este paso parece trivial pero, en realidad, te está devolviendo a un momento de tu existencia en el que tus razonamientos eran más simples, libres y directos. De pequeños no vemos nada imposible. Si nos preguntan qué quieres ser de mayor, podemos obtener respuestas como astronauta, cirujana, piloto de aviones, científica, etc.

En esa etapa de tu vida no encuentras nada inalcanzable. Solo sabes qué es lo que deseas y no te planteas nada más, ni siquiera dudas de que vayas a conseguirlo. Con el paso de los años y la llegada a la edad adulta, vas adquiriendo miedos y poniendo trabas a tus propias motivaciones.

Por ello, volver a repasar quién eras de niño resulta un buen punto de partida para llegar a conseguir una definición sobre cuál es tu razón de ser. Empieza por anotar qué tipo de experiencias te aportaban más felicidad, qué te hacía sentirte útil o qué dejaste de hacer que entonces resultaba esencial para que te sintieras bien.

2. Cuál es tu elemento

Es tan sencillo como saber en qué elemento te desenvuelves mejor. Define qué ambiente o actividad hace que te sientas como pez en el agua. Descubrirlo puede resultar muy fácil. Contesta a dos preguntas esenciales:

– ¿Qué se te da bien?

– ¿Qué actividad te hace disfrutar?

Si estas dos preguntas te conducen hacia una misma solución, está claro que ese es tu elemento. No importa cuál sea. Algunas personas disfrutan enfocados en una tarea que implica un nivel muy alto de sociabilidad y otras trabajan de maravilla estando solos.

Da igual el resultado, lo importante es que descubras el entorno en el que sientes realizado. Probablemente esté muy relacionado con tu propósito en la vida.

3. Cuáles son tus motivos para vivir

Podría parecer un asunto escabroso pero, aunque no lo creas, meditar sobre ello te aclarará muchas cosas. Incluso, con este tipo de preguntas, acabarás llegando a conclusiones muy optimistas e ilusionantes.

Viktor Frankl, fundador de la logoterapia, realizaba a sus pacientes una pregunta muy directa: ¿usted por qué no se suicida? Los sujetos se quedaban perplejos. Sin embargo, tras el impacto inicial, enumeraban una lista de deseos que aún no habían hecho realidad: un viaje, ver a sus hijos casados, aprender un idioma, conocer a sus nietos, terminar sus estudios…

Frankl los oía atenta y tranquilamente durante la exposición de todos sus proyectos por realizar. Finalmente, les hacía caer en lo motivado que se sentían en ese momento y terminaba la experiencia haciéndoles notar todo el sentido que tenían sus vidas.

4. Rodéate de personas vitalistas

Algunas de las cuestiones que pueden motivarnos en nuestro día a día precisan de la participación de otras personas. Los propósitos resultan más fáciles de conseguir si se tiene el apoyo y la ayuda de otros individuos.

No puedes olvidar que, según los especialistas, las emociones son contagiosas. También lo es la consecución de un propósito en la vida. Por ello resulta fundamental que, para recibir la motivación necesaria y el apoyo adecuado, te rodees de personas dinámicas y activas a la hora de marcarse sus metas vitales. Cuenta con un grupo de individuos cercanos, amigables y optimistas.

5. ¿Has definido tu ikigai?

El ikigai es un vocablo japonés que hace referencia a la felicidad que se disfruta cuando se está siempre ocupado. Evidentemente, las tareas deben ser gratificantes y que posean un valor para ti.

El sistema parece que funciona, desde tiempos ancestrales, en las comunidades niponas. Es el caso de los habitantes de Okinawa, donde se da uno de los índices más elevados en cuanto a esperanza de vida.

En esta zona es fácil llegar a ser centenarios. Cuando les preguntas a estas personas por el secreto de su longevidad, no dudan en atribuir el éxito al hecho de estar siempre ocupados en cuestiones importantes para ellos y para su comunidad. Por lo tanto, tienes que buscar el motivo que te haga levantarte de la cama cada día.

6. Usa tu energía en cosas de valor

Procura no perder el tiempo en cosas insustanciales que debilitan tu energía. No gastes el tiempo en ver la tv por inercia o matar el tiempo en las redes sociales por aburrimiento o pasar las horas con personas que no te interesan y no te aportan nada, por ejemplo.

Esfuérzate en emplear tu energía y tu tiempo en vivir experiencias motivadoras que te ayuden a encontrar tu propósito en la vida.

7. Huye de la ignorancia, la depresión y la apatía

Tú eres lo más importante y para ello debes tomar conciencia de ciertas cosas. No puedes ampararte en la ignorancia. Debes indagar por qué te sientes triste o apático. Lo más lógico es pensar que no te gustan las cosas que te rodean.

Averigua qué está machacando tu bienestar: el trabajo, una relación tóxica, demasiadas responsabilidades… Solo tomando conciencia de ello podrás buscar la manera de dar carpetazo a la depresión y la apatía.

8. Experimenta

Abre tu mente a nuevos retos. No importa que te cueste llevarlos a cabo, pero sal de tu zona de confort. Es la única manera de experimentar nuevas sensaciones, nuevas emociones. Algunas no serán de tu agrado y las desecharás rápidamente. Sin embargo, en este punto podrías descubrir actividades que te hacen feliz y ese es el objetivo.

9. Entrena tu mente

Medita, reflexiona, háblate a ti mismo en positivo. Busca el lado bueno de las cosas, aun de las experiencias negativas. Pregúntate para qué te han servido, qué has aprendido de ellas. Da la vuelta a las situaciones y acostúmbrate a visualizar tu propio éxito.

10. Pregunta cómo te ven los demás

Dentro de este viaje hacia tu autoconocimiento puede dar muy buen resultado contar con la opinión de quienes te conocen. No dudes en preguntarles cómo te ven, qué fortalezas te atribuyen, cuáles son las cosas positivas que les gustan de ti. Con esta táctica podrás obtener información muy valiosa para subir tu autoestima.

Utiliza estas ideas para realizar un viaje hacia tu propia felicidad. Si concluyes todos los pasos habrás averiguado mucho sobre ti mismo y sobre cuáles son las cosas que más te motivan. No lo dudes, empieza con ellas porque acabas de encontrar tu propósito en la vida.

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