“Lo mejor es poner mi granito de arena en preservar el planeta”

Publicación
24 de febrero de 2017
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Susana Malón es una física vasca apasionada por los secretos del planeta y del cosmos; y principalmente, abocada a luchar contra la “contaminación lumínica”, una problemática que no sólo impide gozar de la belleza natural de nuestro cielo, sino que también trae importantes problemas medioambientales y de salud. “Lumínica Ambiental” es el nombre de la empresa fundada por ella y desde la cual, día a día, trabaja para que podamos disfrutar de un cielo más estrellado.

¿Hace cuánto tiempo y por qué decidiste estudiar la contaminación lumínica?

Desde hace más de 15 años. Soy Física especializada en iluminación y energía, y también astrónoma. Para poder estudiar el cielo nocturno no tiene que haber contaminación lumínica y ésta es producida por el alumbrado exterior. Es un círculo completo, impulsar proyectos del principio al final que consiguen varios objetivos: además de poder contemplar y estudiar el cielo nocturno, contribuyen a la lucha contra el cambio climático, mejoran la eficiencia energética de las instalaciones de alumbrado, reducen su consumo y mejoran la calidad de las personas y la biodiversidad.

¿Por qué es importante controlar la luz artificial? ¿Cuáles son sus efectos sobre el medio ambiente y las personas?

La luz artificial es necesaria para poder desarrollar nuestra vida, pero no debe invadir las horas de oscuridad de forma descontrolada. Nuestro cuerpo y el del resto de los seres vivos funciona bien si nuestro ritmo circadiano está sincronizado, necesitamos la luz natural del día y la oscuridad natural de la noche para estar bien. Si introducimos luz en horas de oscuridad todo se ve perturbado. En nuestro bienestar y salud, ya que la exposición a la luz en horas nocturnas produce distintos tipos de enfermedades (estrés, insomnio, diabetes, obesidad e incluso algunos tipos de cáncer, todo esto está demostrado científicamente). También la de los seres vivos, ya que casi el 65% de las especies son de hábitos nocturnos, es decir, que introducir luz en la noche tiene repercusiones en su comportamiento, hábitos alimenticios, reproducción, orientación, deslumbramientos, etc. Además, cada kwh consumido en el alumbrado público genera varios gramos de CO2, NOx, SO2, es decir, gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera. A nivel cultural también porque el cielo estrellado nos ha acompañado siempre desde que el ser humano apareció en nuestro planeta. Le ha servido como calendario, reloj, sistema de orientación, ha inspirado a artistas… pero ahora debido a la contaminación lumínica, no vemos apenas las estrellas. ¿Te imaginas cómo pintaría Van Gogh ahora sus noches estrelladas?

¿Cómo es posible mejorar esta situación?

Realizando proyectos de iluminación bajo criterios sostenibles y eficientes, de forma independientes a los fabricantes de iluminación, para hacer proyectos justos y que cumplan la legislación. Además, utilizando luminarias que no emitan luz al cielo ni a las fachadas (es decir, con FHSinst 0%) y lámparas de colores cálidos, ya que la luz blanca (con alto contenido en azul) se propaga mucho más en la atmósfera (por el mismo fenómeno físico que explica el color azul del cielo) que la luz más cálida y además tiene efectos nocivos sobre los seres vivos, especialmente la luz azul del espectro electromagnético. Hoy en día la tecnología LED permite cumplir estos requisitos, pero no todo vale. La luz debe ser lo más cálida posible, por debajo de los 3000k de temperatura de color en núcleos urbanos, mientras que en zonas protegidas es necesario otro tipo de luz denominado PC Ámbar que tiene menos de 2000k.

¿De qué se trata “Lumínica Ambiental” y cómo surge esta idea?

En Lumínica Ambiental nos hemos especializado en hacer este tipo de proyectos de iluminación, 100% respetuosos con el medio ambiente, para que los ayuntamientos tengan un alumbrado nocturno de calidad para sus habitantes y turistas, cumpliendo la legislación y optimizando los recursos energéticos al máximo. Además, hay territorios comprometidos con la noche estrellada

que se están certificando como territorios Starlight (Reservas Starlight y Destinos Turísticos Starlight); certificados que otorga la Fundación Starlight (del Instituto Astrofísico de Canarias con el apoyo de UNESCO, Organización Mundial del Turismo y Unión Astronómica Internacional) para proteger el cielo y el medioambiente nocturno y utilizarlo como recurso turístico, una nueva forma de hacer turismo de naturaleza, innovadora y sostenible: el Astroturismo o turismo de estrellas. La luz es mi pasión, tanto la luz artificial de las luminarias y lámparas como la luz natural de las estrellas, por eso estudié física y luego astronomía y astrofísica. Me propuse realizar proyectos de alumbrado en los que ambas luces fuesen compatibles, y lo estamos consiguiendo, iluminar bien pero respetando el cielo nocturno estrellado sin generar contaminación lumínica.

¿Qué es lo mejor de tu profesión y tu trabajo?

Soy la primera y única empresa que se dedica específicamente a esto, tras más de 15 años de especialización y de un trabajo intenso de concienciación y formación a las instituciones públicas, estamos en un buen momento y estamos trabajando de forma decidida en proyectos Starlight. Lo mejor es que me apasiona lo que hago, que estoy contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las personas, y a poner mi granito de arena en preservar el planeta. La oportunidad de viajar a lugares donde el cielo nocturno es prístino para evaluarlo y hacer proyectos con personas muy interesantes de las que siempre se aprenden cosas y es muy interesante trabajar en red.

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