Los supervisores de primera línea tienen una importancia capital para las compañías y por ello son un activo muy importante dentro de todas las empresas. Es por esta razón que la experiencia con los mandos intermedios y un desempeño correcto de dichas funciones puede ser decisiva en el momento de buscar un cambio en el rumbo profesional o un nuevo trabajo.
La proximidad de los mandos intermedios con los trabajadores y el impacto directo en el trabajo que éstos desempeñan es clave para aumentar el rendimiento y para optimizar la gestión del talento, ya que son los supervisores quienes están al día de los logros y progresos de sus trabajadores más próximos. De hecho, según un informe del Instituto para la Productividad Empresarial al respecto, la participación directa de los mandos intermedios está altamente correlacionada con el mejor desempeño de las empresas en el mercado.
Sin embargo, los mandos intermedios encuentran, a menudo, algunas piedras en el camino, dificultades que deben tratar de resolver. Según el estudio al que nos referíamos anteriormente, suele haber diferencias significativas entre lo que los trabajadores creen que hacen sus gerentes de primera línea y las labores que éstos desarrollan realmente.
Por ello, es necesario que el mando intermedio se mantenga cerca de sus trabajadores y se comunique con ellos, haciéndoles partícipes de los objetivos comunes y del porqué de las tareas que les encomienda, logrando así una compañía con un rendimiento más elevado y, también, una gestión del talento realmente eficiente.
