La metodología Agile

Publicación
17 de agosto de 2017
Lectura: 2 minutos
Metodología Agile. Formas de trabajo. Mundo laboral. Productividad.

Cada vez más empresas utilizan las llamadas metodologías Agile para llevar a cabo sus proyectos. Seguramente habrás oído hablar de este concepto y te habrás planteado en qué consiste. Pues en este post queremos aportarte un poco de luz sobre esta nueva forma de trabajo que se está implantando en el mundo laboral.

El concepto de “Métodos Ágiles” nació en 2001 cuando un grupo de 17 CEO de las principales compañías de software se reunieron en la estación de esquí Snowbird de Utah, en los Estados Unidos. Consideraban que las tradicionales técnicas de desarrollo de software eran demasiado pesadas y rígidas y buscaban procesos alternativos. De esta reunión surgió el denominado “Manifiesto Agile” que se basa en cuatro valores:

  • Valorar más a los individuos e interacciones sobre procesos y herramientas.
  • Valorar más el software funcionando sobre la documentación exhaustiva.
  • Valorar más la colaboración con el cliente sobre la negociación contractual.
  • Valorar más la respuesta ante el cambio sobre seguir un plan.

Aplicando estos cuatro valores, que a su vez se derivan en una serie de principios, “Agile” es un conjunto de metodologías que permiten llevar a cabo proyectos con inmediatez y flexibilidad para adaptarse en cambios que experimente, en cada momento, el sector y el mercado. Unos cambios rápidos que, a su vez, proporcionan una ventaja competitiva, pues permite reducir los costes de los proyectos y aumentar la productividad.

Así pues, la principal característica de las metodologías ágiles es que lejos de hacer un proyecto en un sentido lineal, este se divide en partes con el objetivo de agilizar los plazos de entrega. Además, ello permite que si es necesario realizar algún cambio se aplique solo sobre la parte implicada, sin que afecte a la totalidad del proyecto.

Otra de los rasgos que caracterizan este tipo de metodología es la creación de equipos multidisciplinares, también llamados scrums, que trabajan de forma colaborativa y con un feedback constante y permanente. Además, los scrums realizan reuniones diarias breves donde cada miembro tiene que responder a tres preguntas: qué ha hecho, qué va a hacer y qué impedimentos prevé que va a encontrar.

En consecuencia, las metodologías ágiles permiten mejorar la satisfacción del cliente, puesto que se le involucra en todo el proyecto, y mejora la motivación y el compromiso del equipo de trabajo. Además, el uso de estos principios, permiten ahorrar tiempo y disminuir los costes ya que se trabaja con mayor velocidad y eficiencia mejorar la calidad del producto y permite detectar de forma rápida los posibles errores y problemas.

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