El estrés es una de las dolencias más extendidas en una sociedad tan veloz y exigente como la nuestra y suele desarrollarse con más fuerza en el entorno laboral. La acumulación de tareas y la presión de los clientes, los superiores o los compañeros pueden hacer mella en el trabajador, y por ello es importante contar con estrategias para saber gestionar y contener el estrés en el trabajo.
Es importante, en primer lugar, asegurarnos de prevenir las situaciones potenciales que nos generan estrés: aprender a decir “no” cuando sea necesario, siendo conscientes de nuestras limitaciones; evitar en la medida de lo posible las situaciones o personas que nos generan estrés, así como aquellos temas de conversación que nos irritan o agobian; y, también, delimitar claramente nuestras tareas y funciones específicas, para poder empezar a organizar nuestro tiempo de trabajo sin tener dudas sobre hasta dónde tenemos que llegar.
Además, puede ser muy útil tratar de cambiar aquellas situaciones que nos estresan y que, seguramente, podemos revertir. Ello se consigue expresando claramente nuestros sentimientos y preocupaciones, sin ofender pero siendo claros, para que otros puedan ofrecernos su ayuda o su punto de vista. También puede funcionar tratar de ser más asertivo, con voluntad de comprometernos hacia un cambio de actitud proactivo que pueda beneficiar y contagiar a los demás. Asimismo, es necesario dedicar parte de nuestro tiempo a organizarnos, para evitar angustias de última hora.
Sin embargo, habrá muchos elementos que no podremos cambiar, a los que deberemos adaptarnos y, a veces, sencillamente aceptarlos. En este sentido, puede ser de utilidad focalizar en ser positivos, tratar de buscar otros puntos de vista u opciones que nos puedan ser de ayuda y aprender de las situaciones que ya hemos vivido en el pasado y nos pueden servir como referencia.
Finalmente, es necesario dejar parte de nuestro tiempo para relajarnos y divertirnos, ya que sin cierto espacio para el tiempo libre es imposible liberarnos del estrés.
